Heridas de infancia que sabotean tus relaciones
A veces nuestras relaciones no fallan por lo que pasa hoy, sino por lo que no sanamos en el pasado. Este blog explora cómo las heridas emocionales de la infancia se manifiestan en la vida adulta y qué hacer para dejar de repetir patrones que duelen.
Psic. Javier Salas Lezama
7/16/20252 min read
Heridas de infancia que sabotean tus relaciones
Lo que no sanaste, probablemente lo estás repitiendo
Mucho de lo que vivimos en nuestras relaciones adultas no empieza ahí, sino mucho antes.
En la infancia.
En los vínculos que construimos con quienes debían cuidarnos, amarnos y protegernos.
Y aunque no siempre lo recordamos conscientemente, las heridas emocionales de la infancia dejan marcas profundas, que con frecuencia sabotean nuestros vínculos más íntimos.
¿Qué son las heridas de infancia?
Son experiencias dolorosas que vivimos en nuestros primeros años y que no supimos procesar.
Porque éramos pequeños.
Porque no había herramientas.
Porque no había contención emocional.
Estas heridas pueden ser:
Abandono (real o emocional).
Rechazo.
Humillación.
Injusticia.
Traición o pérdida de confianza.
Cuando no se sanan, se vuelven patrones. Y esos patrones se activan en la adultez… especialmente en nuestras relaciones de pareja o vínculos más cercanos.
¿Cómo sabotean tus relaciones?
🔸 Esperas abandono incluso cuando te quieren.
🔸 Te cuesta confiar, y vives en modo “defensa”.
🔸 Buscas validación constante porque no te sientes suficiente.
🔸 Tienes miedo al compromiso… o te apegas demasiado rápido.
🔸 Te saboteas cuando algo va bien, porque no sabes sostener lo sano.
No es que no sepas amar.
Es que amar desde la herida duele.
Heridas no resueltas = vínculos inestables
Si de niño aprendiste que el amor era ausencia, gritos o rechazo…
Es posible que hoy busques amor en lugares donde tienes que “luchar por ser visto”.
O que rechaces a quien te quiere de forma sana, porque el amor tranquilo te resulta extraño.
Tus relaciones no están rotas por azar.
Están reflejando las partes de ti que aún necesitan ser miradas y cuidadas.
¿Qué puedes hacer?
🔹 Reconocer tu herida: no puedes sanar lo que no identificas.
🔹 Aceptar tu historia sin culpas: tus padres hicieron lo que pudieron, pero tú puedes hacerlo diferente.
🔹 Pedir ayuda: terapia es un camino para entender por qué reaccionas como reaccionas, y cómo dejar de hacerlo desde el dolor.
Sanar no significa borrar lo que pasó.
Significa que ya no tenga el poder de definir tus relaciones.
Reflexión final
Tus heridas no te hacen débil.
Te hacen humano.
Pero no tienes por qué seguir cargándolas solo.
El amor no debe doler.
Y si lo hace, quizás lo que necesita atención no es tu relación… sino tus heridas no resueltas.